Goulasch Soup & Paprika Chicken

19 abril, 2006


Me sorprendo poco al constatar que el Danubio no es azul tal y como dice el vals de aquel, pero tiene vida y cambia de humor con el tiempo.
Me hipnotizan los puestos atiborrados de Matriuskas de colores estridentes.
Cierro los ojos en lo alto de la colina Gellert para sentir mejor el sol y el aire en la cara.
Cruzo todos sus puentes, el de Francisco José, el de Erszebet, el de las cadenas, (el de los suicidas no, no el de los suicidas) y vibro con ellos al paso del tranvía.
Me estremezco dentro de aquel bunker e intento no pensar en las manchas oscuras del suelo, por si no fueran de humedad.
Camino con paso seguro y siento que la ciudad es mía y no de aquellos que me cruzo, de rasgos salvajes algunos, descendientes de hunos de acento musical.
Encuentro una pizca de coraje en un lugar insospechado.
Me alegro de tomar a veces decisiones sin pensar y de estar allí cuando estaba allí.

1 descerebrados:

Anónimo dijo...

Aunque sin usar tu lenguaje tan poético,he de decir que realmente Budapest es una ciudad ideal para pasar unos días y desconectarse del mundo real, paseando por sus calles, visitando sus monumentos o disfrutando de sus comidas ( creo que he engordado un kilo al menos ) Es deprimente volver a Barna y toparte con los mismos problemas que habías dejado, y que el estres que pensabas que habias apaciguado, vuelve y con más fuerza si cabe.
Pero miremos el lado positivo y pensemos que siempre nos queda aquel puente o aquellos días de vacaciones para viajar a otros lugares y poder huir de la rutina ( aunque sea el laberinto del coraje) Y como ya he agotado mi lado literario sólo me queda decir: ¡ que chulo ha salido el viaje!
Y siempre podemos mirarnos las fotos.