Touching the void

07 febrero, 2006


Cuando entré en su casa, después de tanto tiempo, sentí algo extraño, como si un trago del frío aire de la calle se hubise colado tras mis pasos. No le dí importancia,pero la extraña sensación persistió toda la noche. ¿No hay menos muebles? ¿esa pared siempre ha estado tan vacía?. Mientras la conversación se alargaba no conseguía dejar de pensar que algo no encaja del todo. La piel intentaba volvérseme del revés. Casi al final, momentos antes de marchar me dí cuenta de lo que pasaba. Faltaban sus cosas. Ya no aparecía en las fotografías y tampoco estaban allí sus montañas de CDs y sus libros. Me invadió una triste sensación de vacio. Se marchó por la puerta y con él se fué todo el agradable calor que aportaba a aquella casa.

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