Momentos Mr. Bean

02 marzo, 2005

No soy de naturaleza patosa, pero tengo temporadas a lo largo del tiempo en las que no dejo de protagonizar lo que yo llamo "Momentos Mr. Bean". En esas épocas no estoy patosa, estoy patosisisísima (como diría alguien que conozco) y en esos momentos creo un área de incertidumbre a mi alrededor bastante considerable. Os cuento mis dos últimos momentos Mr Bean, el primero tuvo lugar ayer, el segundo hace unos diez minutos:
- Martes, 9.30 de la mañana. Lugar, la estación del Prat. Voy muy tarde. Como hace más de 20 minutos que no pasa ningún tren, decido sacar mis apuntes y aprovechar para leer algo. Me siento y apoyo los apuntes sobre las rodillas. Justo cuando acabo de leer la segunda página, levanto las manos de los folios para pasar a la segunda hoja, en ese preciso momento se levanta un moderada ráfaga de viento que hace volar la hoja por los aires. La hoja realiza un par de graciosa piruetas y aterriza en el borde del andén. Yo, estoy apretando fuertemente el resto de los apuntes para evitar que vuelen también y no soy capaz ni de levantarme rápido ni de adelantar el pie para pisar la hoja viajera. Al borde del andén hay una chica peruana. Mira la hoja y luego me mira a mí. Después vuelve a mirar la hoja y me vuelve a mirar. Yo le suplico con la mirada ´"písala, por favor!!" tarde, una nueva ráfaga de aire levanta la hoja que se pone a dar piruetas de nuevo. Esta vez aterriza en medio de las vías. Todo el mundo a mi alrededor me mira y de mi boca solo sale una palabra: "adiós" adiós a la hoja, adiós a seguir leyendo, adiós. Mientras todo el mundo me observa, pongo cara de póquer (aquí no pasa nada, he perdido una hoja pero no me importa, no pasa nada) siempre ponemos cara de póquer en estas situaciones. Tranquilamente guardo los apuntes y me acerco al andén para evaluar la situación. Considero durante unos breves instantes intentar "pescar" la hoja con la punta del paraguas. Decido que mejor no, es demasiado temprano para hacer ejercicio. Y mientras el tren se acerca me quedo ahí con cara anhelante, deseando que una nueva ráfaga de aire me devuelva mi preciado tesoro.
- Momento Mr Bean número 2. Miércoles, hace un rato. Me he asomado a la ventana para recoger la ropa que tenía tendida. Como el otro día nevó, le había puesto un plástico por encima para protegerla. Pero claro, la nieve se había fundido ya y se había formado un pequeño depósito de agua en la superficie del plástico. No lo he visto, y al quitar la primera pinza, el depósito se ha desestabilizado y toda el agua (que no era poca, creedme) ha caído para abajo. Primero ha caído sobre la ropa de la vecina de abajo, también tendida, menos mal que ella también tenia un plástico. Y luego ha ido mojando la ropa de todos los vecinos hasta llegar a caer sobre un techo de uralita, que es cuando ha hecho un ruido enorme. Se han empezado a encender luces, así que he apagado la mía y he acabado de recoger la ropa a oscuras como la rata cobarde que soy. Si vivierais en mi escalera lo entenderíais, cada vez que me pasa algo así suben tres vecinas juntas, si, si, no una, TRES!! a quejarse, yo las llamo las Las Brujas de Eastwick XD (y no les abro, me dan miedo)

1 descerebrados:

Anónimo dijo...

THIBOR, paco:
A veces te pierdes entre la gente y en ese momento te sientes realmente solo, te maldices a ti mismo por ser un estupido que no aprendió a llorar, buscas en ti algo especial, un leve rastro de grandeza para de alguna forma justificar tus latidos, te vistes de negro para que ni la luz te cale, por que sabes que tienes aluminosis en el corazón, hay días en que mi mirada resbala, mi tacto es suave y noto ásperos los dientes, salto como el mas estupido de los conejos buscando miradas que no son para mi, negociando besos ajenos, inventando abrazos que no supe ganarme, si alguien busca una vida de saldo que me pregunte
2005.03.05 05:36 email: grapoforo (arroba) hotmail.com