Quedamos en el Zurich

La semana pasada quedé con una amiga para comer. Hacía unos cuatro meses que nos nos veíamos y llevávamos intentando quedar desde Navidades. A pesar de vivir las dos en el mismo pueblo, por cosas de agenda y de los tiempos modernos al final tuvimos que quedar en Barcelona. Quedamos en El Zurich. El Zurich es uno de los lugares para quedar por antonomasía en Barcelona. Cualquiera que viva en esta ciudad o su área metropolitana lo sabe. Yo llegué pronto y mi amiga se iba a retrasar unos 10 minutos, así que me dediqué a observar a los que, como yo, esperaban a alguien. A mi alrededor se iban produciendo los encuentros: muchas parejas que se saludaban con un cariñoso beso en los labios, pero sobre todo amigos. Las combinaciones eran diversas: chico-chica, chica-chica, chico-chico. Pero lo que más me llamó la atención era que TODOS, sin excepción se saludaban con cálidos abrazos y expresiones de sincera alegría. Me pareció curioso, porque justo 10 minutos antes yo había estado pensando en lo mucho que me apetecía ver a mi amiga y que cuando la viera le iba a dar un abrazo. Entonces me dió por pensar que el Zurich pudiera ser no un lugar cualquiera dónde quedar, sino que era el lugar dónde quedaban los amigos que hacía tiempo que no se veían y que tenían ganas de verse. De repente me pareció que me llegaba una oleada de buenas vibraciones, de buen rollo, y decidí sumergirme en ella un ratito. Cuando apareció mi amiga yo ya hacía rato que sonreía. Nos dimos un abrazo.

Creo que la próxima vez que me dé un bajón me iré a pasar un ratito al Zurich.